Desde su creación en septiembre de 1994, la Oficina Internacional de los Derechos del Niño (IBCR) se ha comprometido por «un mundo en el que los derechos de las niñas y los niños sean una realidad cotidiana».
Nuestra visión está directamente relacionada con la historia de los derechos del niño, consagrados internacionalmente desde 1989 en la Convención de los Derechos del Niño (CDN), sus protocolos facultativos y sus observaciones generales, así como en otros instrumentos jurídicos regionales o nacionales que respetan su espíritu. Estos textos formalizan que, desde el nacimiento hasta los 18 años, cada niña y niño es titular de derechos, como cualquier ser humano. Que las niñas y los niños son ciudadanos de pleno derecho, que tienen un papel que desempeñar hoy, con derechos innegociables, con un lugar en nuestras sociedades, y no seres en formación o beneficiarios cuyas necesidades hay que satisfacer.
Aunque la Convención de los Derechos del Niño es el instrumento jurídico más ratificado en el mundo, nuestra organización parte de la constatación de que todos las niñas y niños de hoy siguen encontrando obstáculos para que sus derechos se respeten y se pongan en práctica, y que estos derechos aún no están suficientemente plasmados en la vida cotidiana de todos las niñas y niños, de forma tangible, en todas las condiciones de igualdad y en todas las circunstancias.
Ya se trate del lugar que ocupan las niñas y los niños en las distintas sociedades, de los recursos de que disponen para hacerse oír, de las prioridades sociales y legislativas, de la financiación destinada a los derechos de las niñas y los niños, de la protección contra la violencia o de una justicia adaptada a las necesidades de las niñas y los niños, también está por ver la capacidad de adultos y niños para traducir los derechos de las niñas y los niños en decisiones, acciones y colaboraciones cotidianas.
A nivel mundial, las niñas y los niños siguen siendo poco considerados como ciudadanos, como titulares de derechos como el resto de nosotros, y sus opiniones se tienen poco en cuenta. Aunque se ven muy afectados por todas las dinámicas que también nos afectan a nosotros, no se consulta a las niñas y niños sobre sus necesidades, sus aspiraciones y sus recomendaciones frente a estas situaciones.
Todavía hay demasiadas lagunas entre lo que está codificado, lo que es una obligación internacional, y lo que las niñas y los niños experimentan en su vida cotidiana, en todo el mundo.
Por eso, la Oficina Internacional de los Derechos del Niño se ha comprometido a contribuir a que los derechos de las niñas y los niños sean una realidad en la vida cotidiana.